Patrimonio pictórico e histórico de la familia Astoreca vuelve a su casa después de 60 años
Herederos de tradicional familia viñamarina dona cuadros a la Escuela de Ingeniería Comercial de la UV
Parte importante de la historia de Viña del Mar pasó sus mejores años en las dependencias de una de las casonas más emblemáticas de la Ciudad Jardín, allí por un extenso período del siglo XX residió la familia Astoreca, que junto a los Vergara, Álvarez y Rioja dieron forma y vida a una ciudad que desde temprano brilló por sus bellos jardines, espléndidos palacios de estilo y largas jornadas de descanso y deporte.
El pasado viernes, precisamente en la casona que hoy alberga a la Escuela de Ingeniería Comercial de la UV, el antiguo Palacio Astoreca, que sirvió de residencia a esa distinguida familia que formó su fortuna en el salitre, volvieron tres piezas plásticas que estaban en poder de la familia para ser colgados en las mismas paredes que los sostuvieron por tantos años. En una sencilla ceremonia encabezada por el rector de la Universidad de Valparaíso, Osvaldo Corrales; el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Diego del Barrio; la directora de la Escuela de Ingeniería Comercial, Tania Jakasovic; Héctor Orfanoz Montero, en representación de la sucesión de la Sra. Gloria Guevara Astoreca de Orfanoz, y otros miembros de la familia y autoridades universitarias, se hizo entrega de las obras pictóricas a la Escuela con el objeto de ser restauradas para que luego puedan ocupar un lugar preponderante en los elegantes salones de la casona. Las obras representan una parte del legado patrimonial no sólo de la familia sino que de la ciudad desde su etapa de fundación y crecimiento en el s. XX. En los cuadros donados están retratadas las Sras. Felisa Granja Fling de Astoreca y Felisita Astoreca Granja de Guevara, madre e hija, respectivamente.
En su intervención, don Héctor Orfanoz, hizo un extenso y emotivo recuento de la historia de la familia, situando los hitos familiares con los del desarrollo del país y la ciudad, describiendo el proceso de construcción de la casa y los jardines de la propiedad que entonces se extendían desde 8 Norte hasta el Valparaíso Sporting Club, y que constituía un faro desde el otro lado de la ciudad dada la inexistencia de otras construcciones entre la Quinta de los Vergara y la Quinta de los Astoreca separadas apenas unas 10 a 12 cuadras. El relato del Sr. Orfanoz resultó ser una exquisita crónica de época en la que detalló cómo el Palacio se convirtió en el lugar favorito de esa parte de la familia que se quedó en la ciudad hasta el día de hoy.
Por su parte, el rector de la UV, Osvaldo Corrales, reflexionó acerca del vínculo que existe entre el palacio Astoreca, el edificio material que alberga a la Escuela y la historia de la ciudad, como recordatorio de un patrimonio. Agradeció el acto de generosidad que ha tenido la familia en donar estas obras, “porque si bien las obras han estado vinculadas a la familia por tantos años, también lo han estado a esta casa, por lo que de alguna manera representan su regreso a su casa. Las universidades, en particular las universidades públicas somos instituciones permanentes, estamos indisolublemente ligadas a la historia de nuestro país, tal como esta familia y este palacio está vinculado a la historia del país hace, por lo tanto quería transmitir que estos cuadros serán cuidados, serán preservados y, una vez restaurados, quedarán en esta casa para la exhibición de todos quienes nos visiten, en especial la familia Astoreca, que se puede sentir invitada permanentemente a lo que fue su casa por tantos años para volver a ver a sus ancestros”, señaló la autoridad.
La directora de la Escuela de Ingeniería Comercial, profesora Tania Jakasovic, señaló que para la Escuela “es un honor de haber sido merecedores de la confianza depositada en nosotros para albergar tan importantes cuadros, cuyo valor reside en todo lo que cada una de las pinturas evoca al verlas, cuyo hogar fue esta casa que hoy acoge a nuestra Escuela. Estos retratos -agregó- son parte de las vivencias de cada día de don Héctor, que nos abrió las puertas de su casa para compartirnos sus recuerdos de manera tan vívida que era como transportarnos en el tiempo”. La académica expresó el agradecimiento de la Escuela “tan valioso aporte que pasa a formar parte del patrimonio cultural de nuestra institución que representa el arte, la cultura y la educación”.